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El edificio se pega a la alineación de una gran manzana de viviendas en hilera en las afueras de Bruselas. Con él, se dota de un frente rotundo de usos superpuestos a la plaza principal de este antiguo municipio, absorbido por la capital belga. Hacia el interior de la parcela, los usos se reparten en dos brazos que se internan en el jardín existente y favorecen las conexiones con los terrenos vecinos. En planta baja, un conjunto de equipamientos comunitarios (biblioteca, centro cívico, centro de día) y comercios se despliega sobre el frente a la calle, el pasaje interior y el jardín público. El resto de niveles aloja el programa de viviendas asequibles.