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Es raro encontrar un pueblo en España donde en los últimos años no se hayan puesto en marcha uno o más planes urbanísticos. El patrón suele ser casi siempre el mismo: una retícula uniforme y monofuncional adosada al casco viejo de la que surgen hileras de vivienda. En el caso de Colmenar, la cercanía de Madrid hace que la receta sea todavía más suculenta. Desde el respeto a los condicionantes topográficos, el proyecto de dosmasuno introduce una excepción en el paisaje al posar un manto de viviendas sobre la ladera. Se ha puesto especial hincapié en la independencia de cada unidad respecto de las viviendas contiguas, introduciendo patios y reduciendo el contacto entre vecinos a las zonas de día.