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"El ladrillo, como unidad de construcción que requiere una extraordinaria destreza geométrica a los diseñadores que aspiran a utilizarlo, y como material por defecto favorito de la arquitectura en los dispositivos que ordenan el espacio (paredes, arcos, bóvedas, pilastras, columnas), es, a la vez, el emblema por excelencia de la organización disciplinar y el tótem geométrico primordial sobre el que, repetidamente, la academia ejerce sus fantasías de control sistemático. Esto hace que el ladrillo sea una falacia útil. Es una fuente de comodidades no cuestionadas, que siempre parecen estar presentes cuando los arquitectos hablan de 'organización' y 'diseño'. ¿Qué quiero decir con comodidades? Me refiero a ideas conocidas, que normalmente se callan, pero que están explícitas y que facilitan el acuerdo automático en los debates entre pensadores que normalmente concitan el desacuerdo: son como fantasmas analgésicos. Si algo debe sufrir dolor o una posible muerte a causa de la crítica, yo elijo salvar mi propia piel atacando algo que no puede sentir, o que tal vez ya está muerto"...

Extracto del ensayo "Ladrillos como tú, o, tres avisos" de Andrew Holder, publicado en a+t 46 Organization or Design?