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El recinto de Expo Zaragoza 2008 se sitúa en el meandro de Ranillas, sobre una superficie de 25 hectáreas y junto a un nuevo parque de 120 hectáreas.
Más allá de los fastos de este acontecimiento, que se prolongará durante 3 meses, la Expo ha traído consigo la transformación de Zaragoza y su puesta de largo en el competitivo mapa de las ciudades españolas y europeas. Al lanzamiento de la ciudad como plataforma logística en el centro de gravedad de la España rica, se suma ahora el gancho turístico de este tipo de eventos.
En una reciente entrevista, el alcalde Juan Alberto Belloch afirmaba orgulloso que con la Expo se abrían en Zaragoza “cinco Guggenheims”, en referencia al atractivo arquitectónico y poder magnético de cinco de las obras que se levantan en el recinto. No sabemos si las cinco obras a las que se refería el alcalde pueden o deben compararse con el museo de Bilbao, pero en cualquier caso las hemos visitado y publicamos las que nos parecen más relevantes.
En sucesivas entregas mostraremos el Palacio de Congresos de Aragón, el Pabellón Puente y el Pabellón de España dentro del recinto de la Expo, así como el Parque del Agua en los terrenos colindantes. Además, daremos cuenta de un “sexto Guggenheim”, desapercibido entre el ruido de las celebraciones, pero que sin duda ha cambiado la relación de los zaragozanos con su río. Se trata de la recuperación de las riberas del Ebro como paseo peatonal, una obra modesta y silenciosa, que enlaza con los espacios públicos de la Expo, pero que a lo largo de ambas orillas ha devuelto la experiencia del río a los ciudadanos y conecta los barrios de Zaragoza con su centro histórico.
El Palacio de Congresos de Aragón, obra de Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano, es su sección, que, extruída, dibuja un perfil quebrado en el recinto de la Expo, un ejercicio que recuerda a la iglesia en Bagsvaerd de Jorn Utzon. Alberga dos áreas principales (las salas de exposiciones y un auditorio para 1500 personas) conectadas entre sí por un vestíbulo común. El auditorio ha sido concebido con la intención de poder independizar platea y entreplanta, lo que dará lugar a dos áreas, compatibles con congresos de menor aforo. Al área de exposiciones se accede de manera independiente, lo que permitirá su uso para distintas muestras simultáneas. Un conjunto de salas modulares distribuidas en varias plantas, complementan el edificio público.

Fotos realizadas por Javier Arpa y Javier Mozas, disponibles bajo pedido.

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NIETO SOBEJANO ARQUITECTOS
Palacio de Congresos de Aragón, 2008
Recinto Expo 2008, Meandro de Ranillas. Zaragoza