Envoltura versus fachada: el concepto epidérmico
May 26, 2008
Artículo realizado por Xavier González
Por razones evidentes, el cuerpo humano y la arquitectura tienen una larga historia en común. El cuerpo ha sido en realidad, el primer instrumento de medida, de manera que, unidades como los pies o las pulgadas se utilizan todavía hoy en muchos paises. La medida se ha convertido por este motivo, en el sentido del tamaño y de la proporción.
Todo esto implica la posesión de un cierto grado de conocimiento y la puesta en práctica de todo el pensamiento teórico desarrollado en los tratados de arquitectura desde la antiguedad. En el siglo XX, Le Corbusier retomó esta tradición proponiendo abandonar el sistema métrico, en pos de un nuevo sistema de medida: el Modulor. Esta unidad integraba a la vez la dimensión del cuerpo y del espíritu –el hombre y el número de oro, el tamaño y la proporción–, simbolizado por la imagen del hombre con el brazo levantado.
El cuerpo se ha tomado también como elemento de referencia ligado al movimiento, a la espacialidad, a la habitabilidad, en tanto que “concretización del espacio existencial”, como señala Christian Norberg-Schulz en Existence, Space and Architecture. Esta terminología de inspiración heideggeriana obliga al arquitecto a pensar el lugar no solamente en tanto que límites: “lugar, espacio, umbral, aquí, allá, en otra parte”, sino que además proporciona una dimensión poética al habitar. “El espacio existencial asegura al ser la recuperación de su vivienda y le procura la alegría del lenguaje compartido. El arquitecto es, según esto, un traductor y un intérprete.” (1)
El paralelismo que nos interesa actualmente se refiere más a la idea del “cuerpo como metáfora poética de la arquitectura”. Esta concordancia establece una relación entre la estructura ósea y la estructura del edificio, entre los órganos y el uso y entre la epidermis y la envolvente.
Como señalan Alexander Tzonis y Liane Lefaivre en su artículo sobre el “rigor epidérmico”: “El arquitecto intenta concebir una arquitectura equilibrada, pero cada época tiene su preferencia.” (2) Estos autores distinguen tres categorías: el rigor estructural, el rigor circulatorio y el rigor epidérmico. Personalmente, yo añadiría a esta lista un cuarto que sería el “rigor polidérmico”...
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