Antoni Gaudí. Pistas para principiantes
Aurora Fernández Per
December 13, 2017

Antoni Gaudí. Cripta de la Colonia Güell. Santa Coloma de Cervelló, 1898-1914
Cuando Antoni Gaudí pasó su reválida como arquitecto, su profesor Elías Rogent escribió en acta: “No sé si hemos aprobado a un loco o a un genio”. Con 26 años, el joven de Reus residente en Barcelona, hijo y nieto de caldereros, había obtenido el título sin someterse a los exámenes de los profesores que no le interesaban, sin asistir a muchas de las clases, trabajando como delineante para pagarse los estudios y presentando ejercicios y dibujos que, en un alarde de poderío, pidió que le fueran devueltos una vez terminada la carrera.
Su confianza en sí mismo no debió tener límites. La duda era, a su juicio, un signo de debilidad, un elemento ajeno a su carácter, hecho de pasión y reflexión a partes iguales y para el que no había encargo pequeño. Así, se esforzó de igual manera en idear una ingeniosa estructura de madera para la Cooperativa Obrera Mataronense, como en la construcción de una espectacular mansión para el ceramista Vicens.
A pesar de que no se había sacudido del todo las referencias historicistas imperantes, la casa Vicens fue una de esas obras-manifiesto en las que se atisbaba ya al futuro Gaudí. Sin embargo, la transformación del vehemente arquitecto en maduro creador fue una metamorfosis lenta, que afectó no solo a su manera de entender la arquitectura, sino a su propia trayectoria vital. El adolescente descreído dio paso de manera espontánea al joven de éxito que se paseaba en calesa y acudía a reuniones de sociedad. Sin embargo, a partir de 1894 la evolución fue más brusca. Antoni Gaudí se sometió en la cuaresma de aquel año a un severo ayuno, que hizo temer por su salud y le alejó de sus círculos habituales. A partir de entonces se aventuró por un camino de ascetismo que culminó con su retiro en la casa del Parque Güell y su enclaustramiento definitivo en las obras del Templo Expiatorio (el que hoy conocemos como la Sagrada Familia), hasta ser atropellado por un tranvía a la edad de 74 años.
Mientras vivía este proceso de transformación personal consiguió despojarse definitivamente de las ataduras academicistas y, con la ligereza propia de los visionarios, se plantó casi un siglo por delante. Solo así pueden entenderse, con la visión de la arquitectura de hoy, sus proyectos de entonces, en donde la geometría más sencilla se convierte en construcción insólita. A ello se unía su conocimiento de las habilidades artesanales y una admiración por las estructuras de la naturaleza, que le hacía sospechar que la simplicidad, aunque resulte paradójico, no reside en las formas ortogonales que se trazan con la escuadra y el cartabón, sino en las figuras generadas por la fuerza de la gravedad.
Con estas convicciones y saltándose a la torera las ordenanzas municipales, consiguió llevar a cabo sus mejores obras: las viviendas de la Casa Milá, las construcciones del Park Güell, la casa Batlló y la capilla de la Colonia Güell en Santa Coloma de Cervelló, ensayo de lo que luego sería la Sagrada Familia.
Antoni Gaudí. Cripta de la Colonia Güell. Santa Coloma de Cervelló, 1898-1914.
Antoni Gaudí. Cripta de la Colonia Güell. Santa Coloma de Cervelló, 1898-1914. Porche.
Antoni Gaudí. Cripta de la Colonia Güell. Santa Coloma de Cervelló, 1898-1914. Porche.
Antoni Gaudí. Palau Güell. Barcelona, 1886-1890. Fachada
Antoni Gaudí. Palau Güell. Barcelona, 1886-1890. Logia de fachada
Antoni Gaudí. Palau Güell. Barcelona, 1886-1890. Bóveda central
Antoni Gaudí. Palau Güell. Barcelona, 1886-1890. Bajada a las caballerizas
Antoni Gaudí. Casa Vicens, Barcelona 1883-1885
Torres, Martínez Lapeña. Rehabilitación 2014-2017
Torres, Martínez Lapeña. Rehabilitación 2014-2017
Sirvan estas pistas para desmontar la imagen del Gaudí trasnochado y formalista, que algunos críticos de arquitectura se encargaron de fomentar en los años sesenta para estar a bien con el Estilo Internacional. Su obra, contradictoria en ocasiones, incomprendida a fuerza de ser popular, mantiene hoy la originalidad de hace un siglo. Porque Gaudí sabía que ser original no es otra cosa que volver a los orígenes.
Fotos: a+t research group, diciembre 2017