Facebook Pixel

Sencillez, Racionalismo, y Austeridad

May 26, 2008

Artículo realizado por Antonio Román

El término neue Einfachheit parece estar tomando cuerpo en Centroeuropa para agrupar a las arquitecturas actuales que tienden hacia una nueva sencillez (1). En países con arraigada tradición gótica como Suiza, Austria, Alemania, Holanda, e incluso Inglaterra, han surgido nuevas revisiones del racionalismo. Algunas recensiones recientes relacionan este hecho con las vanguardias del siglo veinte.
Sin embargo, a mi entender, esas arquitecturas tienen una más próxima relación con determinada arquitectura que surgió hacia la década de 1950 que con las vanguardias. La consolidación desde la segunda Postguerra Mundial de lo que se viene denominando segunda naturaleza, aquélla creada por el hombre, influye directamente sobre la arquitectura actual: como ejemplos, la reconsideración de la industrialización, de la economía, y del medio ambiente. En nuestros días, esto hace que tomas de postura tendentes a la austeridad, teñidas de moralidad en las vanguardias, puedan encuadrarse desde el pragmatismo hasta la conciencia ecológica.
Denominar neue Einfachheit a esas arquitecturas, en clara alusión a la neue Sachlichkeit de la década de 1920, parece un enfoque basado sólo en la apariencia formal. Pienso que habría que perfilar esta nueva sencillez, en favor de su adscripción al rigor, dentro del amplio contexto que abarca el racionalismo. Si el racionalismo está presente en alguna de las artes, ésta es sin duda la arquitectura. El conocimiento arquitectónico de los últimos doscientos años se ha debatido entre racionalismo y empirismo, es decir, entre definir el conocimiento como a priori o a posteriori, como ha expresado Alan Colquhoun; éste puntualiza que, siendo la arquitectura un arte, el hablar de racionalismo en arquitectura no sólo incluye las relaciones del conocimiento, sino la relación del racionalismo y los sentimientos. Al racionalismo arquitectónico contemporáneo, noción en continua evolución, pertenecen, según Colquhoun, el construccionismo lógico, el funcionalismo, y el formalismo; como correspondientes ejemplos estarían la arquitectura industrial o la de Adolf Loos, la de Hannes Meyer, y la de Mies van der Rohe (2)
Las revisiones de los presupuestos de estas vanguardias comenzaron a dar sus frutos en la década de 1950; se comenzó a hablar de neoempirismo, neorrealismo, y nuevo brutalismo en arquitectura. En este contexto, quizás sería oportuno recordar el papel revisionista del carácter funcionalista del Movimiento Moderno que tuvo el décimo Congreso CIAM; celebrado en Dubrovnik en 1956, del décimo CIAM surgió el Team X. Quisiera referirme a Alison y Peter Smithson, motores de este grupo y del nuevo brutalismo, y en concreto a una de sus obras clave: la escuela secundaria en Hunstanton, Norfolk, Inglaterra, 1954. Con ello creo poder rastrear algunas líneas de análisis que pueden ser útiles a la hora de considerar el presente. Los arquitectos Alison y Peter Smithson y el ingeniero R.S. Jenkins de Ove Arup & Partners mantuvieron una reveladora conversación sobre la escuela de Hunstanton. En la conversación se ponían de manifiesto los tantas veces soslayados, aunque siempre presentes, puntos de vista contrapuestos entre arquitectos e ingenieros. Así, basándose en un uso riguroso de perfiles de acero, los arquitectos hablan de evitar el formalismo de Mies van der Rohe, mientras el ingeniero habla del ahorro de acero mediante el uso del método de cálculo plástico; mientras los arquitectos hablan de singularidad del diseño, el ingeniero se refiere a la posibilidad de multiplicidad; mientras para los arquitectos el uso de paños de ladrillo ayudan a dar la apariencia de “permanencia,” para el ingeniero sólo es un recurso contribuyente a arriostrar los pórticos (3)
Una parte parece buscar valores últimos; la otra causas mecanicistas. La posición del ingeniero no está lejos de la tradicional fórmula sachlich, objetiva, de Hannes Meyer sobre la arquitectura: función x economía. A pesar de este desacuerdo, quizás el observador no llegue a apreciar diferencias sustanciales entre la arquitectura industrial y la de los Smithson. Una sutil línea parece separar la cualidad artística del nuevo brutalismo con la ingeniería.
De esta conversación puede desprenderse una doble lectura: bien confrontando los presupuestos de la ingeniería con los de los arquitectos; o bien entrando en la revisión en sí de los presupuestos arquitectónicos. Así, encontraríamos la optimización frente al rigor formal, y éste frente al formalismo; la industrialización frente a la unicidad artística, y ésta reconsiderada inmersa en un medio industrializado; la función frente al medio, y éste considerado con respecto al usuario. Si, como se desprende de la conversación, los presupuestos de la ingeniería tienen una fuerte argumentación basada en la economía, los presupuestos de arquitectura suponen una revisión del racionalismo arquitectónico. El punto de confluencia que desearía abordar es la línea de separación que considera a ciertas construcciones o arquitecturas como slick, o no-carismáticas; y cómo ciertas arquitecturas, hasta hace poco consideradas sin carisma, hoy se consideran de actualidad por los arquitectos y sirven de referentes para obras einfach, o sencillas.
Que la economía influye en la construcción nadie lo pone en duda; incluso se ha llegado a decir que “Form follows finance,” en alusión a la influencia del desarrollo económico en el aprovechamiento del suelo. No obstante, por ejemplo en el campo de las estructuras, todavía siguen vigentes entre muchos diseñadores las reglas por experiencia que se basan no sólo en la seguridad, sino en el rendimiento mecánico y el ahorro del peso de la estructura. Sin embargo, si en 1930 la relación entre costo de materiales y mano de obra era de 1:1, en 1950 era del orden de 1:1,5 y, siguiendo su crecimiento geométrico, en 1990 era de 1:2,5. Si la creciente relevancia de la mano de obra ha hecho variar los criterios de optimización, el aspecto crucial es, a mi entender, desde qué punto del proceso de diseño se puede optimizar. Los especialistas en optimización están de acuerdo en que en los estadios iniciales de diseño, que son críticos, no son de utilidad los procedimientos de programación matemática frente a otros como la experiencia o la intuición (4) En la escuela de Hunstanton se procedió partiendo de un modelo de pórticos para el cuerpo principal, y empleando luego el cálculo plástico y la soldadura; pero para los Smithson se trataba de un problema de llegar a unos perfiles y montaje más depurados que los empleados por Mies van der Rohe. El racionalismo formalista procede generalmente así: depurando modelos. Sin embargo, el construccionismo lógico y el funcionalismo recurren muchas veces a la invención. Tal es el caso de Buckminster Fuller con su casa Dymaxion, 1940, proponiendo nuevas formas óptimas. No obstante, sería preciso incidir sobre el aspecto revisionista que supone tachar de formalismo a Mies van der Rohe. Su
inescrutable fórmula “beinache nichts”, por poco nada, adquiere en los Smithson un significado casi de sucesión matemática: no sólo hay en Hunstanton un mayor rigor en los detalles, en el montaje, en el empleo de elementos estandar, sino en el papel que juegan esos detalles en el conjunto del edificio: “Cada pieza de acero soporta, define y decora el espacio que crea” afirman los Smithson (5)
Otro aspecto relacionado con la economía, y a su vez con nuestra percepción de la arquitectura de las vanguardias y de postguerra, concierne a la industrialización. Consecuencia de la alianza del capital y la división social del trabajo, la industrialización ya no sólo es una realidad a la hora de construir sino a la hora de proyectar. Para las vanguardias los materiales todavía eran un producto en gran medida artesanal. Para el nuevo brutalismo los materiales industrializados son como objets trouvés, en una clara afiliación artística con el Dadaísmo. Si el nuevo brutalismo supuso una revisión a la hora de proyectar con materiales industrializados, hoy gran parte de los arquitectos utilizan el repertorio de materiales industrializados como puntos de partida de sus proyectos. Los materiales no son sólo objetos encontrados en la segunda naturaleza, sino que incluso técnicas artísticas afines como el assemblage o el bricolage han entrado a formar parte del modo de proyectar contemporáneo. En cierto modo estos procedimientos suponen una “economía de trabajo,” una forma de optimización. En este contexto y respecto a la discusión contemporánea sobre la cualidad artística en arquitectura, sobre el aura, ya no tendría sentido el basarla en la tradicional oposición de lo industrializado frente a lo artesanal. Desde esta perspectiva, la cualidad artística radicaría, a mi entender, en la voluntad de los propios procedimientos de proyecto respecto a los materiales, en la “reverencia por los materiales” a que se refieren los Smithson (6)
Si la economía es inherente a los presupuestos de la ingeniería, otro factor ligado es la primacía de la función. Sin embargo, la máxima de que la forma sigue a la función fue puesta en entredicho en la postguerra. Los presupuestos funcionalistas que guiaron a la arquitectura industrial de Albert Kahn o los estudios de vivienda mínima de Alexander Klein no dudaban que la forma fuese una consecuencia directa de la función. Sin embargo los estudios de la conducta que surgieron del estructuralismo apuntaron a la no existencia de una neta correspondencia entre función y forma. Así, si tomamos la planta de Hunstanton, vemos cómo los núcleos de escaleras del cuerpo principal se multiplican hasta llegar a diez, algo que desde un punto de vista estrictamente funcional no está justificado. Cuando los Smithson expresan “Nosotros vemos la arquitectura como el resultado directo de un modo de vida” están en realidad formulando una revisión de los presupuestos funcionalistas del Movimiento Moderno (7)
Tomemos como ejemplo ilustrativo el complejo Lafayette Park, Detroit 1955, de Mies van der Rohe y Ludwig Hilberseimer. Su diseño constituye un significativo punto de confluencia de las trayectorias de los dos arquitectos, que los Smithson diferencian en el tratamiento de la repetición: la obra de Mies incluye el aspecto vital, mientras que la de Hilberseimer no lo hace (8)
Tal vez la reconsideración que está teniendo hoy la arquitectura de Hilberseimer se deba a que ésta ahora aparece con una inusitada vitalidad frente a algunos resultados que ha tenido la arquitectura comercial de postguerra.
Tras hablar de la arquitectura como resultado del modo de vida, quizás sería oportuno ver si existe tras ello una revisión de los aspectos arquitectónicos compositivos. Para ello sería pertinente rastrear la visión que en occidente se ha tenido de una arquitectura tan influyente en el Movimiento Moderno como es la japonesa. Nunca sabremos qué fue primero, si las visiones fotográficas de la arquitectura Wabi o las composiciones de De Stijl o incluso del Bauhaus. Sin embargo la visión de la arquitectura japonesa que nos ofrecen los Smithson en su libro Without Rhetoric es radicalmente diferente. El elemento humano está presente y lo que era una mera composición plástica para las vanguardias, se convierte para el nuevo brutalismo en el resultado de la vida de renuncia Wabi; resultado opuesto, afirman, a los “materiales como objetos de lujo” en Mies. Lo que podía verse como el resultado de las leyes de percepción de la Gestalt, circunscritas al plano, se traslada al espacio y llega hasta el conjunto de sensaciones, como lo haría un grupo de esculturas de Robert Morris. Tomemos la planta de Hunstanton y veamos la compleja elaboración del esquema básico, sólo entendible desde la experimentación del espacio. Desde esta perspectiva el aura de la obra de arquitectura se desplaza a la experiencia del espacio (9) Como ejemplo coetáneo y a su vez herencia tanto de De Stijl como del Bauhaus tenemos, en Alemania, el edificio para la Hochschule für Gestaltung, Ulm, 1953, de Max Bill: un ejemplo que guiará la creación de la sobria gute Form en el diseño europeo de postguerra.
El hablar de una estética de renuncia, de austeridad, nos hace recordar el pasado puritano de algunos de esos países góticos. Puritanismo no sólo exportado a Norteamérica, por ejemplo por las comunidades Shakers, sino presente en el sustrato teosófico de la arquitectura de De Stijl y que alcanza al Team X. Quizás sea el carácter edificante de estas doctrinas lo que nos haga emparentarlas con el presente auge de la ecología. Tal vez la última de las ideologías, la ecología se consolida a finales de la década de 1950 como conciencia frente a las consecuencias de la segunda naturaleza. Es quizás a partir de 1992, con la Declaración de Río de Janeiro sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, cuando la conciencia sobre los recursos limitados del planeta se hace general. Se habla de racionalización de los recursos, de valores universales que despiertan una nueva ética. Con todo, hoy es paradójica la alianza entre ecología e ingeniería. Así, la arquitectura visionaria de Buckminster Fuller, frecuentemente denostada, hoy es un antecedente seriamente revisado. Sus presupuestos de ahorro energético, racionalización del trabajo, bajo coste, y “diseño total” son esencialmente los que mueven a ingenierías como Ove Arup a aliarse con arquitectos conscientes de la necesidad de austeridad. La arquitectura resultado de presupuestos de la ingeniería se ha convertido, con la ecología, en guardiana del planeta.
Así, la actual arquitectura que parte de presupuestos de sencillez y tiene un fondo de austeridad, presenta múltiples revisiones del racionalismo, y desplaza la complejidad a esferas lejos de lo formal. Si algo podemos decir aquí es que la obra de arquitectura contemporánea no se encuentra en estado de “posición artística pura", siempre presenta visiones sesgadas. Así por ejemplo, el proyecto Kunsthaus Bregenz, Austria, 1991, de Peter Zumthor, tiene presente la conciencia de ahorro energético con su doble muro; pero presenta otras lecturas de voluntad de austeridad, reflejadas en su organización espacial. Una obra como la remodelación de apartamentos en Harlow, Essex, 1994, de Florian Beigel y Philip Christou, exhibe, empleando elementalmente materiales industrializados, una principal preocupación por el paisaje; y, mostrando también una conciencia por el ahorro energético, presenta una revisión de los presupuestos neoplásticos desde el punto de vista de la variación compositiva. El prototipo de Herzog y de Meuron para el Banco Olivetti, 1993, revela una voluntad mediadora edificante con eslóganes, tal vez irónicos, rotulados en las fachadas: “Le ayudamos a ser flexible mediante la estandarización, a simplificar la complejidad de la banca;” y a la vez exhibe una sencilla planta que, recordando los efectivos partis de J.N.L. Durand, traslada gran parte de la complejidad a la flexibilidad. Estos son algunos ejemplos de edificios que se muestran sencillos, racionales, austeros; y no por ello dejan de ser menos complejos, menos ricos, ni menos apasionados.

Artículo publicado en a+t 8. Bajo Coste.

Notas
(1) Vittorio Magnago Lampugnani emplea el término en su ensayo “Die Neue Einfachheit. Mutmaßungen über die Architektur der Jahrtausendwende,” DAM Architektur Jahrbuch 1993, Architecture Annual. (Deutsches Architektur-Museum, Frankfurt am Main). München, New York: Prestel, 1993, pp 9-12. También publicado en alemán e inglés como “A New Simplicity. Reflections on Architecture at the Turn of the Millenium.” Europäische Architektur 1984-1994 European Architecture. [Barcelona, Frankfurt: Fundación Mies van der Rohe, Deutsches Architektur-Museum, 1995].
(2) Colquhoun, Alan. “Rationalism: A Philosophical Concept in Architecture.” Modernity and the Classical Tradition. Cambridge, Mass.: The MIT Press, 1989, pp 57-87. Publicado originalmente en Baldus, Claus (ed). Das Abenteur der Ideen: Architektur und Philosophie seit der Industriellen Revolution. Berlin: Internationale Bauausstellung, 1987. Colquhoun habla conjuntamente del construccionismo y atomismo lógicos a partir de las teorías de Bertrand Russell.
(3) “Secondary School at Hunstanton. A discussion between the architects (Alison and Peter Smithson), the engineer (R.S. Jenkins of Ove Arup and Partners) and Editors of the Journal.” The Architects’ Journal, September 10, 1953, pp 323-28. Debo la mención de esta conversación a Peter Collins en su libro Architectural Judgement. London: Faber & Faber, 1971, p 194.
(4) Kirsch, Uri. Optimum Structural Design. Concepts, Methods and Applications. New York [...]: McGraw-Hill, 1981, p 3. La relación entre material y mano de obra está basada en Lin. T.Y; Stotesbury, S. D. Structural Concepts and Systems for Architects and Engineers. New York [...]: Van Nostrand Reinhold, 21988, p 492.
(5) “Structurally, our aim was to use steel as an architectural material, but to avoid the formalism of Mies van der Rohe. Each piece of steel supports, defines and decorates the space it creates.” The Architects’ Journal, September 10, 1953, p 323.
(6) Smithson, Alison and Peter. “The New Brutalism.” Architectural Design, January 1955, p 1.
(7) “What is new about the New Brutalism among Movements is that it finds its closest affinities, not in a past architectural style, but in peasant dwelling forms. It has nothing to do with craft. We see architecture as the direct result of a way of life.” Ibid.
(8) Smithson, Alison & Peter. Without Rhetoric. An Architectural Aesthetic 1955-1972. Cambridge, Mass.: The MIT Press, 1973, pp 38, 39
(9) El concepto de aura como “unapproachability” en el texto seminal de Walter Benjamin y su asociación con la percepción háptica han sido puestos de relieve por Wilfried Wang en su ensayo “In Search of Aura.” Machado, R.; El-Khouri, R. Monolithic Architecture. New York, Munich: Prestel, 1995, pp 62-71.



 




cerrar  
condiciones

Si deseas formar parte de a+t ediciones, envíanos tu currículum a la siguiente dirección: aplust@aplust.net






cerrar  
condiciones cerrar

Suscríbete a nuestro newsletter

Introduzca su email:
checkbox He leído y acepto las condiciones de uso
Si quiere darse de baja pinche aquí

ENVIAR

condiciones

a+t, garantiza la seguridad y confidencialidad de los datos personales introducidos a través de este formulario y todo ello al amparo d elo dispuesto en la Ley Orgánica 15/1999 de Protección de Datos Personales así como su normativa de desarrollo.
Si no desea recibir futuros mensajes electrónicos de a+t, piche aquí.



cerrar     

A+T

cerrar
Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar tu experiencia de usuario. Si continuas navegando consideramos que aceptas estas cookies + info > x