Nueva materialidad
May 22, 2008
Tuché. Andy Warhol escribió a propósito de la repetición en su obra: “Cuando ves una imagen impactante y repelente repetida una y otra vez, al final no te produce ningún efecto” (1).
El efecto de la obra de arte en el espectador vuela, se evapora rápidamente. Sólo algunas visiones consiguen traspasar la indiferencia que produce, al cabo de un rato, la contemplación.
Jacques Lacan denominaría tuché –traducido como “el reencuentro con lo real– a la situación en la que queda el sujeto después de la percepción especialmente turbadora de una imagen. Es la emoción. Es lo que toca, conmueve y turba al sujeto que contempla una obra de arte. El tuché es la incisión, la marca que permanece aunque el objeto ya no esté presente. Es una picadura, una herida en la sensibilidad del espectador.
En este momento, el arte y la arquitectura coinciden al volver a enfocar lo real como tema preferente. Lo construido, alejado de toda teoría, quiere conmover a través de una nueva materialidad. Como escribe Sheila Kennedy (2), “Las cualidades materiales de las superficies contemporáneas más intrigantes, son precisamente las más inestables, las que ponen en cuestión la singularidad de las propiedades materiales y lo absoluto de sus definiciones”. Esta inestabilidad produce turbación en el espectador y le causa una inquietud traumática ante lo que no se espera.
Materiales convencionales, importados de catálogos de productos industriales, colocados delante de una membrana plateada. Materiales translúcidos que están acompañados, en la cámara de aire, por unos alambres metálicos, irregulares y ondulados, que parecen los cabellos atrapados del espíritu de la vivienda. Los equipos elegidos para esta segunda entrega de Nueva materialidad emplean en su paleta, tanto procesos innovadores, como materiales despreciados por el uso y el abuso. “El antagonismo entre ‘nuevos’ y ‘viejos’ materiales, o entre ‘alta’ y ‘baja’ tecnología, se desvanece por medio de estrategias que deliberadamente utilizan los materiales de una manera incorrecta, como forma de acción política en arquitectura” (3).
De esta manera, los arquitectos buscan el “reencuentro con lo real”, para que el espectador de su obra sienta el origen de la experiencia, bajo la forma de trauma, alcanzado en toda su conciencia por lo que está percibiendo. Su meta es llegar, mediante el uso de materiales cotidianos, díscolamente empleados, a ese punto de ruptura que se produce en el interior del sujeto y lo marca en lo más profundo, con un desasosiego que emerge, inesperadamente, de la realidad banal de los materiales.
Pero la arquitectura como el arte, cada vez se consume más deprisa, y la repetición al azar -según la interpretación aristotélica del término (4)-, que propone la nueva materialidad se desvanece tan rápido como la huella de una pisada en el barro de una noche lluviosa.
Artículo publicado en a+t 24. Nueva Materialidad II. Revisado
Notas
(1) “The return of the Real”. Hal Foster. MIT, 1996, p 131
(2) “Material presence: The return of the real”. Sheila Kennedy. KVA: Material Misuse. Architectural Association. Londres. 2001, p. 10
(3) Ibídem 2, p. 20 a+t agradece especialmente a Rafael Santamaría, de Atelier Provisoire el envío que hizo hace cuatro años del libro “Devant le temps”, de Georges Didi-Huberman
(4) “La Physique“. Aristote. Librairie philosophique J. Vrin. 1999. p 108
He leído y acepto las 
