Herzog & de Meuron. 56 Leonard Street. Nueva York
December 03, 2014
Despues de completar el edificio de 40 Bond Street, el estudio ganador del Pritzker Herzog & de Meuron, vuelve a la carga en Manhattan con una torre de 60 plantas, 56 Leonard Street, también conocida como la "Jenga tower", se encuentra situada en el barrio de Tribeca.
La mayoría de las estructuras en Tribeca conforman una densidad que varia entre media y baja, así que el reto de la firma suiza es integrar un rascacielos de 60 plantas en un tejido de menor densidad. La estrategia es sencilla, cajas de diferentes tamaños y alturas se apilan encima una sobre otra creando una cascada de cubos. Estos cubos están desplazados, unos respecto de los otros, creando una forma atractiva y dinámica e introduciendo diferentes espacios exteriores con impresionantes vistas de la ciudad. Este mecanismo permite introducir todas las escalas presentes en el área dentro de una misma estructura creando un fuerte diálogo con el barrio y una imagen icónica, también se consigue reducir el gran impacto que supone construir un rascacielos en un área de menor densidad. La claridad del concepto y el extraordinario nivel de detalle realzan la fuerza del proyecto.
El programa de este rascacielos incluirá 145 viviendas y sera la estructura más alta de la zona con 60 niveles y 250 metros de altura. Más de 1500 metros cuadrados de espacios comunes incluirán una piscina semiolímpica con solárium, gimnasio, salas, comedor privado y sala de juegos. En planta baja el edificio se apoya sobre una escultura de Anish Kapoor, creando cierta tensión entre arquitectura y escultura.
El proyecto muestra voluntad de ser un edificio ligero y limpio en el masivo paisaje de Manhattan, los materiales y la apariencia de la fachada juegan un papel relevante. La elección de un vidrio reflectante en la torre, usado como una piel que cubrirá todas las superficies verticales provoca diferentes reflejos que ayudarán a que el edificio se confunda en el cielo durante el día y a que muestre una imagen dinámica cuando los habitantes enciendan luces aleatoriamente dando mayor ligereza a la estructura.
Los diseñadores suizos han invertido un gran esfuerzo en los detalles, los cantos de las losas de hormigón son cóncavos, magnificando la percepción de cajas afiladas y reduciendo visualmente el canto de dichas losas. El muro cortina introduce un ritmo regular dentro del caos creado por la distribución aleatoria de las cajas con elegantes montantes blancos, barandillas sin marco desaparecen contribuyendo a controlar el caos.
A juzgar por la demanda, este puede ser uno de esos escasos proyectos en los que comunidad, propietarios y arquitectos comparten una mirada positiva hacia un edificio marcadamente contemporáneo.
Texto y fotos: Jaime Luaces
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