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El parque sobre la cochera de Horta, más que una superficie verde, es una gran cubierta (similar a la plaza del Parque Güell), con un grueso construido (está hueca) y por tanto con una relación entre anchura y profundidad que la acerca a las primeras esculturas de Giacometti. Es una rotación de 90º, un abatimiento de la fachada en cubierta. La fachada como cubierta y la cubierta como fachada. La segunda operación es el cambio de escala, que nos sirve para reforzar la ambigüedad, transformar la cubierta sobre la cochera en unos grandes imbornales que recogen el agua de lluvia.

Son dos principios  operativos, la rotacion del eje vertical y el cambio de escala, aplicados sobre un parque que es un tablero de juego cuyas reglas o restricciones que condicionan el diseño son: una sobrecarga máxima de 2.000 Kg/m2, registro de drenajes cada 40 metros, el caudal de agua mínimo de recogida (son 20.000 m2 de cubierta) y su situación como frontera urbana (es la puerta del parque de Collserola). El parque es una gran máquina de drenaje y conducción de agua, que separa las aguas en conducciones superficiales y drenajes profundos: la artificialidad del lugar (parque sobre una cubierta, límite de la zona urbana) se refleja en unos embudos (aguas superficiales) a la vez que la naturalidad (inicio de Collserola) en las zonas rugosas instersticiales (aguas profundas).

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