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Es imprescindible que los espacios a la intemperie sean confortables y que su uso pueda extenderse a cualquier época del año. La adaptación del espacio público a la climatología adversa recompensa el esfuerzo inversor con la presencia de usuarios todo el año, y permite trastocar los ritmos e inercias de ocupación del espacio colectivo que se le suponían a las ciudades en función de su ubicación geográfica.

Se han plantado 350 nuevos almeces y cinco plátanos por su facilidad de conservación en el clima sevillano, y se unen a los existentes para dar sombra. Las pérgolas protegen del sol a las terrazas y las fuentes refrescan el ambiente.

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